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Adiós efectivo
Por: Ing. Jesús Herrera Rábago
Se suele decir que siempre “el futuro nos alcanza”, si no es de forma personal, si lo hace humanidad. Es decir, los cambios llegaran querámoslo o no, porque como lo afirmó Heráclito, filósofo griego hace más de dos mil años, “lo único permanente es el cambio”.
El pasado 30 de septiembre el Banco de México presentó su plataforma “CoDi”, la cual permite realizar transacciones de pago y cobro a través de transferencias electrónicas, de forma rápida, segura y eficiente, a través de teléfonos móviles.
Dicha plataforma usa los códigos QR y NFC, el primero es a través de un código de barras guardado dentro de un cuadrado, la segunda se basa en la transmisión de datos e información, con el sólo hecho de aproximar dos dispositivos móviles entre sí.
La cuestión es simple, se descarga la aplicación del banco donde se tiene la cuenta, y cuando se requiere comprar algo solamente se escanea el código, se mostrará el costo del producto o servicio, se hace el pago, el cual deberá ser comprobado por el comerciante o proveedor del servicio, a través de un solo clic.
Este modelo no es nuevo, en Europa ya entrará en vigencia y tiene el objetivo de reducir el uso de efectivo. En algunos países ya es común y la tendencia es que el manejo de efectivo vaya a la baja.
Obvio que a muchos no les gustará este nuevo sistema, la primera razón puede ser que no están familiarizados con estas nuevas tecnologías, quizá muchos no tengan ni siquiera un teléfono con acceso a internet. Sin embargo, este sistema no es ajeno a las nuevas generaciones que hoy todo lo hacen de forma digital.
Independientemente de lo complicado que pueda ser acceder a la tecnología, el otro problema es que muchos no querrán usarlo por el tema de fiscalización, si todo queda registrado a muchos no les conviene porque será muy fácil para Hacienda confrontar los ingresos contra los egresos. El efectivo es el mejor medio para la evasión, por ello habrá resistencia a entrar a un sistema como este.
Más aún, el efectivo es el principal medio para la “corrupción”, los moches, las tranzas, el famoso “diezmo” en las obras públicas, todo se maneja en efectivo, si el efectivo desaparece obviamente que se empieza a poner candados.
Es cierto que muchos especialistas señalan los riesgos de no tener dinero en efectivo, por ejemplo, en una quiebra de un banco, o en una situación de crisis de un país, nadie tendría efectivo para lo básico. O en el caso de una caída del sistema, pero lo cierto es que no se puede detener el progreso, ni el avance de la tecnología por miedo.
Así las cosas, el efectivo está condenado a desaparecer en un futuro no muy lejano, quizá a nuestra generación no le toque verlo, pero esto muy seguro que nuestros nietos o biznietos no les cabrá en la cabeza lo arcaico que era que sus abuelos y bisabuelos usaban monedas y billetes.
Esta es mi opinión, usted tiene La Última Palabra.