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El Equilibrista
Por: David López
En reuniones con trabajadores petroleros con el fin de convencerlos de que el cambio de políticas públicas y sindicales ya están aquí y ahora, veo el anhelo del cambio en sus quejas y expresiones, pero también veo en ellos la incredulidad de lo que están viviendo y por vivir, hay comentarios de muchos que empiezan a dudar que pueda existir un cambio verdadero. La duda es un sentimiento meramente humano y se manifiesta más ahora porque somos víctimas de políticos demagogos. Que han tomado muchas decisiones erróneas que ha afectado a la sociedad y a la nación. López Obrador está tomando decisiones que parecen que cede terreno al contrincante neoliberal pero yo creo que solo son negociaciones políticas que persiguen el mismo fin, recordemos que no es lo mismo estar en las gradas que estar en la arena frente al toro. López Obrador se está enfrentando al dragón de mil cabezas, son intereses internos y externos que tratan por todos los medios y a cualquier costo seguir adueñándose de los recursos de México, todo facilitado por la mafia interna, una de las más poderosas a nivel mundial, crimen organizado, narcotráfico internacional, tráfico humano, prostitución, tráfico de influencias, lavado de dinero, corrupción en todos los niveles, mencionando algunas. Es fácil censurar a una persona en lugar de ponernos en sus zapatos, nosotros solo vemos la punta del iceberg, mas no sabemos los problemas del fondo que López Obrador está enfrentando, con su familia y equipo cercano. Si le juega al radical le quitan la vida o atentan contra su familia, hasta hoy ha tenido el valor, la integridad y perseverancia de llegar, para lograr un cambio verdadero.
Recordemos a Martin Luther King, Abraham Lincoln, John F. Kennedy, hombres que en la lucha por la justicia perdieron la vida y eso fue en un país donde la democracia se encuentra en otro nivel. Ahora lo que sucedió el primero de julio en México, es una transición y a cómo está la situación pecaríamos de pueriles al creer que todas las promesas se van hacer realidad de la noche a la mañana, como si Morena tuviera el sartén por el manguito. Debemos preguntarnos como pueblo, ¿de qué manera estamos comprometidos con el cambio? No juzguemos, enjuiciemos y condenemos las decisiones y acciones que toma AMLO y su gabinete, cuando nosotros lo único que hacemos es mover la boca y un dedo para hacer comentarios verbales y en redes sociales, supuestamente indignados porque somos otra vez victimas del engaño y nosotros como pueblo hemos sido indiferentes y apáticos a nuestra realidad, hasta el grado de llegar a creer que no es posible otro estilo de vida que vivir agachados, llenos de miedo al cambio porque implica compromiso. Siempre esperando que otra persona haga lo que nosotros no queremos y nos toca hacer ya sea como persona, ciudadano o trabajador. Y cuando surge el caudillo en busca de apoyo de parte de los oprimidos, estos se vuelven espantadizos, cobardes y miedosos. Cuando los verdaderos culpables de nuestra desgracia somos nosotros mismos por haber permitido el abuso y el saqueo a nuestra nación, ciudad, estado, sindicato y pueblo. Yo creo en el cambio, porque son 18 años de lucha de un hombre con el viento en su contra, llamado Andrés Manuel López Obrador démosle la oportunidad, los cambios se empezarán a ver después del primero de diciembre del 2018. Terminó con esta ilustración que nos queda ad hoc; Un famoso equilibrista colocó una cuerda a través de las cataratas del Niágara y anunció que ofrecería allí una función. Multitudes llegaron a presenciar la hazaña. Cuando llegó la hora, le hizo señal a la multitud de que guardara silencio y les preguntó: “¿ustedes creen que puedo atravesar sobre la cuerda?” “¡Si!” tronó la multitud. El hombre subió a la cuerda, pasó y volvió y fue ovacionado. Tomó una silla, la colocó sobre su hombro y preguntó: “¿creen que puedo atravesar con la silla?” Se oyó otro Si estruendoso, el hombre fue y volvió y recibió muchos aplausos. Volvió hacer la señal de silencio y pregunto: “¿creen que puedo pasar con un hombre sentado en la silla, sin que caiga ninguno de los dos en las cataratas?” La alegría y el entusiasmo desbordaban, de en medio de la multitud se oyó un “Sí”. Con mucha seriedad el hombre preguntó entonces: “¿Quién es el primer voluntario para sentarse en la silla?” Un silencio sepulcral se apoderó de la multitud. Solo se podía percibir el ruido de los pies que buscaban alejarse del equilibrista. Les pregunto petroleros de la sección 49 quien se sube a la silla de los que vamos por el cambio cueste lo que cueste. (HASTA LA PRÓXIMA SDQ)