No hay recesión

Por: Ing. Jesús Herrera Rábago

Esta semana se anunció que México creció,0.1% del Producto Interno Bruto. La buena noticia es que no hemos caído en recesión, lo cual muchos analistas y expertos lo daban por un hecho; la mala noticia es que estamos en desaceleración.
Era obvio que muchos se frotaban las manos esperando el dato negativo de crecimiento para salir a decir que técnicamente estábamos en recesión, para su mala fortuna no fue así, a tal grado que López Obrador se los “echó” en la cara.
Definitivamente tiene su ventaja que no se haya declarado recesión, pues eso mantiene cierta estabilidad, obvio que no se pueden echar las “campanas al vuelo”, pero al menos gana un respiro el Gobierno Federal contra sus detractores.
Además, no hay que olvidar que tiene la ventaja que no ha invertido el presupuesto en este primer semestre, al hacerlo en el segundo tiene más posibilidades de acelerar la economía y lograr el crecimiento.
Estoy seguro que los adversarios de AMLO seguirán afirmando que vamos por mal camino y tarde que temprano, llegará el debacle económico. Quizá puedan tener razón, pero en este momento el dato que tanto esperaban no llegó, y tendremos que esperar a que el tiempo ponga todo en su lugar.
Obvio que al no llegar el dato esperado para declarar la recesión, inmediatamente buscaron algo para atacar y encontraron una declaración de AMLO del 2014 donde él criticaba que con Peña en un periodo crecieron tan solo 0.8% que es más que el 0.1%. Lo cual es una comparación no proporcional, pues están comparando el segundo año de Peña con el primer semestre de López Obrador, habría que esperar porque en dos años podría estar mejor que el 0.8% de Peña Nieto del 2014.
Pero más allá de filias y fobias, lo triste y decepcionante es la actitud deseando que le vaya mal al Presidente.
No se dan cuenta que si le va mal a él nos va mal a todos.
Independientemente si votamos o no por él, o si su personalidad nos repugna o no, el tema es que ganó y lo hizo de manera apabullante. Así que lo más sano es darle tiempo y esperar para ver sus resultados. Pero hablar apresuradamente suena más a ardor y coraje que a gente pensante y objetiva.
Así las cosas, como solemos decir: “no coman ansias”, en tres años tendremos la oportunidad en las urnas para premiarlo o castigarlo refrendando o quitándole la mayoría en el Congreso.
Esta es mi opinión, usted tiene La Última Palabra.