Gasoductos

Por: Ing. Jesús Herrera Rábago

Siempre he afirmado que la vida personal es una continua negociación; negociamos en la familia, con los vecinos, en el trabajo, etc. Algunas veces nos mantenemos firmes, otras cedemos, inclusive en algunas podemos aceptar perder para ganar. La cerrazón y la necedad nunca serán opción.
Por ello, la gran habilidad que debemos desarrollar es cómo, cuándo y con quien nos conviene negociar, ceder o llegar acuerdo. Si en la vida personal esto es algo muy necesario, en la política se convierte en una cuestión imprescindible.
Una de las críticas más fuertes al Presidente Andrés López Obrador es la cerrazón mostrada en varios temas donde ha sido tajante y se ha mantenido reacio a no ceder ni un ápice. Recordemos por ejemplo, el tema del aeropuerto o las compras de medicinas.
Sin embargo, llegó el momento de mostrar su capacidad de negociación y aprovechar la coyuntura por el tema de los “gasoductos” para llegar a un acuerdo con las empresas involucradas, en la cual se encontraba Carso, cuyo dueño es nada menos que Carlos Slim, el hombre más rico de México.
Después de un proceso de negociación, esta semana el empresario estuvo presente en la conferencia mañanera del presidente para anunciar el acuerdo entre el Gobierno Federal y las compañías Carso, IEnova y TC Energy que construyen los gasoductos para la Comisión Federal de Electricidad.
Usando el lenguaje beisbolero de AMLO, esta conferencia fue un “jonrón”, lo primero es el beneficio económico donde se calcula que la CFE se ahorrará 4 mil 500 millones de dólares, pues el valor original de los contratos era de 21,000 MDD, ahora queda en 16,000 MDD. Además, que con la construcción de los gasoductos el precio del gas industrial bajará considerablemente y se obtiene gas natural que es más limpio.
Pero siendo sinceros, la mayor ganancia de este acuerdo es la “bocanada” de aire fresco para el AMLO, pues representa el espaldarazo del empresario más importante de México, quien elogió al Presidente diciéndole: “En los acuerdos, en las relaciones que fueron cordiales, quiero agradecer mucho al señor presidente su participación personal y por dedicarle el tiempo a una cosa tan importante”.
En cuanto al tema económico el apoyo no pudo ser mejor: “Que si hay confianza para invertir desde el sector privado, hay mucho interés y confianza (…) México es un paraíso en el que los inversionistas pueden tener tasas del 8 por ciento en CETES”, y se atrevió a augurar que habrá crecimiento: “Yo estoy convencido que vamos a crecer bien y pronto, no este año, probablemente este año no sé si crezcamos o no crezcamos, creo que eso es intrascendente. Lo relevante es que hay un potencial y grandes posibilidad de crecimiento como se han planteado”.
Así las cosas, no soy tan ingenuo para pensar que no existan acuerdos más allá de los mostrados, pues nada es gratis en esta vida, sin embargo, en la política todo se vale y el Presidente jugó sus cartas, cediendo ante el empresario más poderoso de México, para contrarrestar el punto más débil de su gobierno que es la desconfianza de los empresarios y los ataques constantes de alguno de ellos.
Esta es mi opinión, usted tiene La Última Palabra.