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A los seres que se adelantaron
Por: David López
Rescatando el sentido de este día de entre las insulsas calabazas y falsas telarañas, propongo un brindis por los que ya no están. Por los abuelos, padres, tíos, primos, hermanos…Por los amigos y amores que se fueron tan de mañana. Ya son polvo de estrellas pero mantienen sus lares en nuestro corazón. A todos y cada uno de ellos, un cálido recuerdo y tres palabras: gracias, perdón, os quiero. Por los que no están con nosotros. Por los que faltan y dejaron su ausencia escritas en recuerdos. Por aquellos seres que dejaron de ver nuestros ojos y nosotros los suyos, por aquellos que el corazón les falló y dejaron de escribir notas en la partitura de nuestra vida. Por aquellos que prometieron ser felices y murieron luchando por conseguirlo, por aquellos que no llegaron a serlo y por aquellos que murieron con una sonrisa en los labios tras años, y miles de recuerdos vividos. Acordémonos verdaderamente de ellos, los Santos de nuestra vida. Feliz día de todos los difuntos, para ellos. Os digo;
“Nunca me preparé para este momento y nunca imaginé que me iba a doler tanto. Sospechaba, imaginaba el dolor pero jamás imaginé que me sentiría así, me han quitado la mitad de mí, te fuiste y jamás podré reponerme del vacío que has dejado en mi vida. Sé que desde el cielo me observas y me esforzaré para que siempre estés orgulloso de mí, llevaré tu esencia en lo alto así como tu recuerdo. Te amo y siempre te amaré, fuiste un ser que siempre voy admirar. Aprendí a ser humano como tú, siguiendo tu ejemplo, siguiendo tus consejos y eso jamás lo olvidaré. Espero llegar a ser tan bueno como tú algún día y que desde el cielo, que es donde seguro estás, logres verme y sentirte orgulloso de mí. Ahora que no estás siento que me faltó decirte tantas cosas o que no te las dije lo suficiente. Gracias, mil veces gracias, aunque sé que ahora ya no estás para escucharlas espero que Dios te lleve mis palabras y sepas que tu recuerdo siempre estará vivo en mi corazón. Gracias por tanto amor, por tu buen ejemplo, por ser ese ser que todos quisieran y que Dios me dio a mí. Dejaste este lugar en donde nos hiciste y fuiste tan feliz para irte allá a dónde van los seres buenos como tú, al lado de Señor. Sé que pasará tiempo antes de encontrarnos pero quiero que sepas que esperaré ese día con ilusión, cuando llegue mi último suspiro estaré tranquilo porque sé que me reencontraré contigo. En los momentos más duros que nos tocó vivir siempre supiste infundirnos la esperanza de que todo mejorara, la confianza en Dios. Siempre fuiste esa roca en la que nos apoyábamos, incluso en tus últimos momentos nos infundiste el valor necesario para soportar tu partida. Hasta siempre, siempre te amaré”. (HASTA LA PRÓXIMA SDQ)