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19 de ene.

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CAMPAÑAS Y CAMPAÑITAS

Publicada

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Por: David López

El modus operandi del sistema político mexicano, se presta a que todo el pueblo de México digiera a duras penas las insufribles inter campañas y campañas políticas y que la sociedad se polarice. Sí hacemos un recuento lo vivimos, lo sentimos y lo sufrimos desde 1988 con Carlos Salinas, hasta 2012 con Enrique Peña Nieto. Se desatan los dimes y diretes, se inicia guerra sucia, se sacan los trapos al sol, se hace una exhibición de cómo se puede manipular a la sociedad tras de los miles de desaciertos y sospechas de corrupción de los presidenciables. Y a esto, le da vida el desparpajo y cinismo de los medios de comunicación que a todas luces se ve para donde jala la marrana. Hacia el establishment o continuidad que ejercen PRI Y PAN. También estos medios manipulan a muchas conciencias, debilitadas por la pobreza y la marginación y que no les queda de otra que ser compradas por una despensa, una tarjeta rosa, o una torta y un frutsi,(El verdadero destructor de las libertades es quien reparte entre el pueblo, recompensas, donaciones y beneficios. Plutarco).
Lo que me llama la atención sobre manera es el pleito entre Meade y Anaya, el que se recrudeció cuando Anaya dijo que metería a la cárcel a Peña Nieto cuando sea presidente. Hay que decirle al joven maravilla de Anaya que de acuerdo al modelo presidencialista basado en la constitución, legitima la representación del estado en una sola voluntad, aunque técnicamente exista la separación de poderes el sistema político mexicano lo limita en impunidad, y las querellas contra los ex y mandatarios solo quedan en el anecdotario nacional. Y como ejemplo; Luis Echeverría quien fue acusado del genocidio en 1968, se le procesó sin alcanzar castigo por razones de edad y consideraciones políticas que determinaron el uso electoral del caso en los comicios de 2006 para luego arreglarlo sin el menor rubor. También José López Portillo fue denunciado, por peculado, bajo el alegato de haber hecho uso incorrecto de los empréstitos signados bajo su mandato puesto que no había constancia alguna de haber sido destinados a “causas de utilidad pública” y no pasó nada. Miguel de la Madrid fue señalado por acaparar millones de dólares depositándolos en bancos de Suiza. Según la columna de Jack Anderson, en The Washington Post y medio centenar de periódicos sindicados, dando lugar a un enérgico reclamo de la Cancillería, cuando no se trataba de una afrenta proveniente de las fuentes oficiales sino de un espacio periodístico respetable, De la Madrid solo dijo “como presidente de México, no podía someterse a una soberanía ajena para ser juzgado” Carlos Salinas, a quien se pidió declaración ministerial específicamente sobre el asesinato de Colosio. Y rindió testimonio en la Embajada de México en Dublín, Irlanda, hacia donde acudieron los ministerios públicos. Hasta el día de hoy no se ha descrito lo expresado por Salinas en torno al suceso. Tampoco se conoce la declaración prestada, tiempo después, en abril de 1999, por el entonces mandatario en funciones, Ernesto Zedillo, respecto al mismo proceso. Para ambos el cobijo de la impunidad ha sido más que un viento en las orejas. ¿Y saben qué? No pasó nada. Sé que es molesto cuando te están vigilando y persiguiendo como a Anaya y más cuando el actual gobierno se hace pendejo y no mueve un solo musculo para indagar sobre los desvíos exorbitantes de la señora Rosario Robles solapados por Pepe Meade, ni tampoco de la estafa maestra donde está involucrado Meade. “¿Porque estos mal agradecidos no tienen consideraciones por Anaya? quien tanto hizo por la reforma energética y que dijo que Meade era un gran Mexicano” gracias a este par de ineptos. La pomposa reforma energética, signada por Peña y avalada por el PRI, el PAN, PRD y otros en contra de los intereses mayoritarios ya cuenta con una estadística brutal: La paraestatal perdió, solo en 2017, 333 mil millones de pesos, una cantidad que habría sido, una ayuda casi ideal para el desarrollo y la justicia social. Con esto hay una base firme y material para el juicio de la historia contra el peñismo e igualmente las querellas judiciales a las que dé a lugar un fracaso de esta magnitud, comenzando, desde luego, por quien encabeza todavía hoy el régimen más corroído y corrupto de la historia reciente de México.
(HASTA LA PRÓXIMA SDQ)

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