Naranjos-Amatlán, Ver. – El 18 de octubre, día de San Lucas, representa una fecha simbólica en el festejo a los difuntos, que parte del 29 de septiembre, cuando los católicos celebran a San Miguel Arcángel, sin embargo, las costumbres varían de un pueblo a otro, incluso dentro de la misma Huasteca, por lo que en cada lugar se vive la tradición de diferente manera.

En algunas comunidades de la zona, las familias entierran un tamal como muestra de retribución a la tierra y para agradecer por los alimentos que a través del campo otorga, mientras que en otras se instala en un altar sencillo una segunda ofrenda de alimentos, pues la primera fue colocada el 29 de septiembre. Se dice que esa segunda ofrenda está dedicada a todas aquellas almas olvidadas, a quienes no Ies esperan en el mundo de los vivos, a los que murieron en desgracia, con violencia, asesinados, ahogados o que en vida cometieron algún tipo de acto que los llevó a quedar en “deuda” con la humanidad. En ciertos lugares por la noche se encienden velas, sin embargo, un rasgo que está más generalizado es que el día de San Lucas marca el momento idóneo para el corte de los racimos verdes de plátanos, con el fin de que se maduren a partir de esa fecha hasta el 2 de noviembre, día en principal de la festividad dedicada a los muertos.

(Gráfica: Ana Cristina Flores-Cordero, Historias que laten)

Fuente y foto : vox populi Huaxteca