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Historia de una “Alcaldada”… en el Cadereyta de 1701

Publicada

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Por: Dr. José Ascención Tijerina Florez
Con motivo de las próximas elecciones, hoy recordaremos un hecho vergonzoso y lamentable en aquel Cadereyta que apenas iniciaba su asentamiento en el lugar en que hoy se encuentra.
Veamos: unos de los personajes más influyentes en la vida social y política del Nuevo Reyno de León en la época colonial, lo fue indudablemente el Gral. Luis García de Proneda en el primer tercio del siglo XVIII.
Sobrino del Gobernador Domingo (García) de Proneda y emparentado después políticamente con la familia del Gral. Alonso de León, llegó a ser también como el anterior, Gobernador del Nuevo Reyno, como también lo sería su hermano Cipriano García. Dueño de grandes extensiones de tierra, ganadero, mercader y hombre acaudalado; valido de sus grandes influencias y de los importantes cargos que ocupó, cometió frecuentes abusos dignos de otro artículo aparte.
Debido a su imposición favoreció no solo a sus hijos, sino también al resto de su parentela. A don Juan de Isla y Palacio, su yerno, lo hizo Alcalde Mayor del Real y Minas de San Pedro de Boca de Leones (Villa Aldama Nuevo León) región de gran importancia y relieve por el auge minero de aquel tiempo al grado de ser tanto o más grande que Monterrey.
Concluido su lapso de empleo en 1700, su temperamental y “linajudo” suegro cuidó al año siguiente de procurarle otra alcaldía mayor, no menos importante: la de Cadereyta.
El “ensorbecido” yerno seguido por tres soldados que trajo en su campaña de los que asisten al señor Gobernador en los ejercicios que los ocupa, irrumpió a caballo en la pacifica población de Cadereyta el 6 de octubre de 1701, “disparando sus armas con alboroto y escándalo” (Don Israel Cavazos Garza).El Alcalde ordinario, Lorenzo de la Garza prudentemente le preguntó: por qué invadía así la jurisdicción, sin obtener contestación. Seguidamente el Cabildo se reunió con urgencia para discutir el caso y a la vez le exigió a Isla el título quien a su vez les presentó con las firmas de sus suegros y del escribano Ignacio Guerra, pidiéndosele también el testimonio de su residencia en Boca de Leones, a lo cual se negaría.
En un rasgo de valentía y dignidad muy encomiable, el Cabildo desconoció al nuevo Alcalde, así por la inusitada forma en la que se presentaba en la “Ínsula”, como también el que fuera depuesto a la “brava” al Capitán Antonio Leal, quien con tanto decoro y limpieza ocupaba entonces el cargo.
Era el Capitán Leal criador de ganado mayores y menores en la región, (el primero en traer las treinta mil ovejas y algunos cientos de vacunos desde Huichapan, Estado de Hidalgo). Desde 1662 el Capitán Leal había servido al Rey como soldado, alférez de campaña y Capitán en el “Presidio de Cadereyta”; en sus servicios se contaban por decenas sus jornadas de pacificación contra los indios rebeldes. Se le reconocía su hazaña de vencer a cientos de indios con solo siete hombres, no obstante haber muerto su caballo.
Era, por otra parte, hijo legítimo del Capitán Alonso de León (el cronista) por lo que el cómo sus hijos debían ser preferidos en cargos y oficios por expresa recomendación del Rey.
Había recibido (Don Antonio) el nombramiento de Alcalde Mayor para sustituir al Capitán Diego González (su hermano, recordemos que en esa época se estilaba usar indistintamente el apellido materno, paterno, etc.) el 23 de marzo de 1683, pero sus merecimientos eran distintos a los del Capitán de Isla y Palacio.
Por lo demás, habría de ser ratificado en su empleo diez años después, el 19 de septiembre de 1693 por el Gobernador Juan Pérez Merino, pues sus servicios militares y su actuación durante 18 años como Alcalde Mayor le hicieron a Don Antonio Leal ganar gran prestigio.
Este “incidente” poco conocido ocupa varios folios del libro de Cabildos de nuestro “Valiosísimo Archivo Histórico Municipal” (como no lo vamos a seguir defendiendo) de este querido Cadereyta.
Tal vez en aquel tiempo no era común el verbo “disciplinarse” como se acostumbre en estos días, no obstante, el Ayuntamiento y los Soldados del presidio de Cadereyta, acabaron por reconocer como Alcalde seis días después al yerno del Gobernador García de Proneda con todo su sistema impositivo y violento para tomar a balazos con gran escándalo y alboroto el pueblo pacífico de San Juan Bautista de CADEREYTA.
Ojalá en estas elecciones no tengamos que lamentar desacuerdos tranzas ni ofensas por el contrario tengamos unas elecciones tranquilas pacíficas, transparentes y limpias por el bien de nuestro Cadereyta.
Que así sea.

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