La Diabetes no es una dolencia que tenga que limitarnos a la hora de montar en bici. Sólo hay que tener en cuenta ciertas indicaciones…

La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica que incapacita al organismo para segregar insulina o que crea una resistencia a ésta. La insulina es una hormona segregada por el páncreas con función anabólica, que hace que la glucosa que circula por la sangre pase a los músculos.
Existen dos tipos de diabetes. La de tipo I se conoce como insulinodependiente, es decir, requiere la administración diaria de insulina porque el organismo no la genera y suele ser hereditaria o causada por factores genéticos, autoinmunes o medioambientales. La diabetes tipo II, no requiere la inyección de insulina y puede controlarse con la dieta y el ejercicio físico. El organismo sí segrega insulina, pero la musculatura se ha hecho resistente a ella. Suele venir provocada por malos hábitos alimentarios (y otros), obesidad, envejecimiento e incluso hay mujeres que lo padecen durante el embarazo. En ambos casos el problema es el mismo, un alto nivel de glucosa en sangre (hiperglucemia), que se diagnóstica con un análisis de sangre que muestre (en ayunas) un nivel superior a 140 mg/dl. Una hiperglucemia puede originar un coma diabético, de ahí su peligro.
Afortunadamente el deporte (sobre todo el aeróbico como el ciclismo, la carrera a pie, caminar, etc.), está demostrado que es una de las mejores terapias para los diabéticos ya que los músculos demandan más glucosa y la van “recogiendo” de la sangre, disminuyendo la glucemia sanguínea y evitando la temida hiperglucemia. Además mejora la sensibilidad hacia la insulina y la glucosa se aprovecha mejor.
Un deportista diabético debe controlar mucho su ingesta de glúcidos (hidratos de carbono), pero no debe suponerle mayor trastorno. Más que evitar los hidratos de carbono, lo que hay que vigilar es de qué tipo son los de alto índice glucémico.
Debe medirse la glucemia sanguínea antes de comenzar el ejercicio físico y en función de ésta actuar de un modo u otro (ver tabla). Los diabéticos de tipo I deben ser cuidadosos con la cantidad de insulina que se administran. Un exceso le conduciría a una hipoglucemia (una “pájara”). En cambio, los de tipo II no suelen padecer esto ni suelen necesitar hidratos de carbono suplementarios, a diferencia de lo primeros. Es necesario llevar un régimen alimenticio adecuado y sano asesorándose con un Lic. En Nutrición deportiva
Club de Ciclismo Titanes de Cadereyta.