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PROYECTO 2

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Por: David López
Comentábamos en la entrega de la semana pasada, que Pemex, si bien ha sido un monopolio durante casi ocho décadas, se encuentra en uno de sus peores momentos. En febrero de este año emitió un informe a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) reportando una reducción en las ventas de un 28 por ciento, aumento de 19 por ciento en el costo de producción y, en total, pérdidas por 522 mil millones de pesos; casi el doble de las registradas en 2014. La situación, sin embargo, no corresponde con una empresa que produce 2.5 millones de barriles diarios, y así lo advierte el propio Gobierno federal en el documento “Principales elementos del Plan de Negocios de Petróleos Mexicanos y sus empresas productivas 2016-2020”, presentado en diciembre de 2015. “Pemex presentó niveles de producción de crudo y gas similares a los de empresas petroleras internacionales. Sin embargo, su patrimonio es negativo”, dice el texto. Los motivos de esta situación, agrega, son los altos costos financieros y de operación en lo que debería ser su área estratégica, Exploración y Producción (PEP), donde los impuestos y los derechos, agrega, “son mayores a los rendimientos”. Lo mismo ocurre en la nueva empresa denominada “Transformación Industrial”, donde los costos de venta también “son mayores a los ingresos”. El contexto geopolítico es también adverso. El mismo documento admite que, “además” de la Reforma Energética, o el aumento de la competencia por el mercado, Pemex enfrenta la caída en los precios internacionales del petróleo crudo y del gas natural, el aumento de la oferta de éstos combustibles en Estados Unidos y Canadá y, también, el aumento de la oferta por parte de Irán, así como la desaceleración de China y, en general, un lento crecimiento económico mundial. “De continuar así, Pemex producirá menos hidrocarburos con costos y pasivo laboral cada vez mayores, y no logrará revertir su situación financiera”, dice el texto oficial. Los especialistas afirman que la Reforma Energética no apoya a Pemex: está diseñada para destruirla como monopolio y dejarla que desaparezca, dicen. El pago de derechos exigido a Pemex es mucho más pesado que el que carga otras empresas extractivas privadas, como las mineras de minerales preciosos, y mucho menor que el que se solicita ahora el Gobierno priista a las compañías interesadas en la Reforma Energética. Un análisis del investigador Víctor Rodríguez Padilla, profesor del Departamento de Sistemas Energéticos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), muestra cómo, por ejemplo, las mineras extractoras de oro y plata regresan al Estado mexicano sólo un 1.08 por ciento del valor de su producción, mientras que Pemex regresaba, antes de la Reforma, alrededor del 70 por ciento. “Con una mano el fisco mantenía el petróleo con firmeza; con la otra, regalaba el oro, la plata y todo lo demás. Hablar de saqueo, expoliación y rapiña no era exceso”, advierte el ensayo “Petróleo y Minería en México: la nueva realidad extractivista”.
Esta carga contrasta marcadamente con los beneficios ofrecidos a las empresas privadas en las tres convocatorias de la Primera Ronda de Licitaciones de la Reforma, en las que la variable en competencia fue el porcentaje ofrecido como participación del Estado en las utilidades.
En “Los contratos y el régimen fiscal de la Ronda Uno”, que es un análisis concluido en enero pasado, Rodríguez Padilla explica cómo el diseño de los contratos permitió a los contratistas quedarse con porcentajes de ganancias tan altos que equivalen a la proporción que le quita a Pemex en impuestos. “En nueve de los bloques, Hacienda estaba dispuesta a dejar en manos del contratista entre 76 y 84 por ciento del valor de la producción. Para los otros cinco bloques, Hacienda estaba dispuesta a ceder entre el 80 y el 90 por ciento del valor de la producción. En otras palabras, la pretensión del Gobierno Peñanietista era recuperar, a lo sumo, 14 por ciento del valor de la producción. ¡Todo un regalo para las compañías petroleras!”, dice el texto sobre las condiciones de la primera convocatoria de la Ronda Uno.
En resultado de la tercera convocatoria, agrega el investigador, en la que participaron varias empresas mexicanas de reciente creación, se demostró que los gobiernos del PAN y PRI mintieron cuando “justificaron la apertura de la exploración y extracción de hidrocarburos por la imperiosa necesidad de incorporar a las mejores empresas de la industria petrolera internacional, empresas con tecnología, conocimientos, experiencia y capital que no tenía Pemex”.
Este tipo de tratos fiscales y financieros desiguales en beneficio de las compañías privadas y que se le niega sistemáticamente a Pemex prueba que la histórica modificación al Artículo 27 Constitucional aprobada en diciembre de 2013 es, “una contra-reforma que arrincona a Pemex e induce su extinción”. No te olvides petrolero quienes son los partidos que tienen en la ruina a Pemex, recuérdalo este primero de julio. (HASTA LA PRÓXIMA SDQ)

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