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Usted tiene… La Última Palabra
Por: Ing. Jesús Herrera Rábago
7 años
El 14 de octubre de 2011, escribí en esta misma columna, lo que a continuación transcribo: “seguiré pensando que la opción de concederle la mayoría absoluta en el Congreso al Partido que gane en el 2012, como sucede en algunos países, podría ser una buena opción en cuanto que ya no existirían pretextos para no hacer su trabajo y más fácilmente los ciudadanos podríamos “cobrarles” la factura y echarlos en las próximas elecciones”.
Unos meses antes, el 22 de julio, escribí: “no suena descabellado que la ciudadanía a través de su voto le conceda al próximo Presidente de la República, sea del partido que sea, la mayoría en el Congreso para evitar esta nefasta “parálisis” que tanto obstaculiza a nuestra patria”.
Hay que recordar, amables lectores, que cuando se acabó la tradición que el partido del Presidente tuviera la mayoría en el Congreso, vino un tiempo en que la oposición se dedicó a obstaculizar cualquier iniciativa del Gobierno Federal, dificultándoles a los mandatarios gobernar.
Aunque si bien es cierto, en este sexenio ya no fue tan férrea la oposición y la parálisis, aun así el Presidente tenía que batallar para la inversión en el presupuesto o para promover los programas que él considerara estratégicos.
Pues tuvieron que pasar 7 años, y dos elecciones federales para que aquella idea que manifesté se hiciera realidad: este 1 de julio, la ciudadanía le dio no solo la presidencia a Andrés Manuel López Obrador, sino que le concedió la mayoría simple tanto en el Senado, como en el Congreso de la Unión.
Sé que a muchos les puede causar cierto temor, porque nos imaginamos que volverán los tiempos donde no existía división de poderes pues todo recaía en un presidencialismo total: el Presidente decía y el Congreso obedecía. No puedo asegurar que no pasará, sin embargo, la ventaja es que Andrés Manuel no tendrá mayoría absoluta para hacer las reformas constitucionales, solo para leyes, lo cual asegura cierto freno. Además, que los tiempos son otros, políticamente no le conviene porque inmediatamente quedaría expuesto.
El tema es que ahora no habrá pretexto, tiene todo para dar los mejores resultados. Situación que Vicente Fox y Felipe Calderón, así como Peña Nieto no tuvieron. Era tanto el hartazgo y la esperanza en él que el voto fue parejo.
Así las cosas, no estaba tan lejos de la realidad, aunque tuve que esperar 7 años, para que se cumpliera aquella idea que me parecía una buena solución. Ojalá López Obrador no desperdicie la excelente oportunidad que le hemos brindado los mexicanos. Y si no nos cumple: el 2024 él y su partido se van al rancho de él.
Esta es mi opinión, usted tiene La Última Palabra.