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2 de Octubre
Por: Ing. Jesús Herrera Rábago
Decía Aristóteles que siempre había que buscar el “justo medio” de las cosas, porque todos los excesos son malos. Tan malo es no ponerle agua a una planta, como tan malo es regarla de más, en los dos casos terminará secándose.
Este concepto me parece importante, pues en la historia de la humanidad el efecto del péndulo ha sido muy común, es decir, que de un extremo se pasa al otro. Por ejemplo, después de una época de mucha opresión, la sociedad se rebela con justa razón, pero en muchas ocasiones se va al otro extremo hasta caer en el libertinaje o la anarquía.
Un buen caso de lo anterior es ver cómo los padres de familia de hace décadas eran muy rígidos o duros, la siguiente generación, no queriendo caer en eso, se volvieron laxos y con poca disciplina, no por algo se habla de “Padres obedientes, hijos tiranos”. Obvio que no se trata de regresar al modelo autoritario anterior, sino encontrar ese justo medio que permite encontrar una educación de los padres que sea “amorosamente firme”.
Como sociedad mexicana, hace 50 años vivimos la matanza del 2 de octubre que ha quedado grabada como uno de los acontecimientos más lamentables de la sociedad mexicana. Un acto de represión brutal que dejó muerte y heridas muy profundas en esa generación.
Cada año gritamos que “no se olvide el 2 de octubre” y con justa razón, pues por ningún motivo se puede volver a un régimen totalitario, donde el Presidente y su partido concentren todos los poderes y controlen coactivamente las relaciones sociales bajo una sola ideología oficial.
Sin embargo, no podemos olvidar que dentro de todo lo malo, quizá tenía algunos rasgos que pudieran ser rescatados y aplicarse de manera positiva. Por ejemplo, la autoridad presidencial de ser una investidura que represente respeto y no sea pisoteada, una autoridad que permita tener una disciplina positiva en el gobierno.
Desde mi punto de vista, desde hace 50 años se ha ido desdibujando dicha investidura, de tal forma que en los últimos sexenios, al amparo de la falta de liderazgo presidencial, muchos funcionarios y políticos han saqueado al país, sin que se les ponga orden, y si no me creen ahí están los Duarte, los Medina, los Moreira, etc.
Así las cosas, al igual que no estoy de acuerdo con padres violentos e irracionales, así tampoco apruebo gobiernos que masacran a los ciudadanos, pero tampoco me parece positivo que haya padres de familia y Presidentes de la República alcahuetes y sin autoridad. Como dice el dicho: “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”, simplemente encontrar el justo medio.
Esta es mi opinión, usted tiene La Última Palabra.