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Caravana
Por: Ing. Jesús Herrera Rábago
La mayoría de las situaciones de la vida tienen diferentes aristas, lo cual hace muy difícil o imposible juzgarlas sólo bajo una lente por el riesgo de sesgar el tema de acuerdo a intereses, preferencias o experiencias personales.
Desde el arribo de Donald Trump al gobierno estadounidense, el tema de la migración ha estado más en el debate por su rechazo férreo e incluso agresivo, el cual ha desatado toda una polémica al respecto.
En los últimos días, la situación se ha vuelto más tensa por la caravana de migrantes que partió de San Pedro de Sula, Honduras, la cual inició con aproximadamente 160 migrantes y hoy, se ha multiplicado siendo más de 2 mil que en estos días están por llegar a la frontera con México.
Querámoslo o no, la migración es un hecho común a lo largo de la historia de la humanidad. Para muchos, inclusive, se puede hablar de un derecho a emigrar abarcando un doble aspecto, la posibilidad de salir del propio país y la posibilidad de entrar en otro, en busca de mejores condiciones de vida. Sin embargo, esta migración tiene que estar ordenada y reglamentada por los países que los reciben, para cumplir con ellos el deber de proteger el bien común de las comunidades que acogen a los migrantes.
Desde esta perspectiva se convierte en algo muy difícil y escabroso de abordar, pues implica la búsqueda del “justo medio” entre el derecho que como país tenemos para regular los flujos migratorios y defender nuestras fronteras, como la obligación de respetar la dignidad y los derechos humanos de nuestros hermanos extranjeros.
Tan grave es tachar a todos los migrantes como criminales y traficantes de drogas, como lo hace Trump; como tan absurdo es decir que todos son gente buena y necesitada, pues es una realidad que entre los migrantes se incluyen delincuentes como los “maras”.
Independientemente de lo que opine Peña Nieto, la atención está puesta en cuál será la postura de López Obrador y Morena, de hecho ya han quien le carga a López Obrador la decisión cuando todavía no ha asumido el poder.
Es difícil saber cuál será el desenlace, hasta el día de ayer la postura de México es que solo ingresarán quien tenga sus papeles en regla para ingresar, cuestión que resulta ridícula pues de antemano sabemos que son indocumentados: si los tuvieran no vinieran en caravana.
Así las cosas, lo primero que tiene que hacer López Obrador es dar gracias a Dios que fue un mes y medio antes de ser Presidente, porque de haber sido después del primero de diciembre hubiera sido su primera gran crisis de la cual hubiera salido necesariamente raspado. Obvio que sus adversarios políticos van a buscar cargarle todo el paquete, ante lo cual tendrá que defenderse sacando toda su habilidad política, para cuidar la relación con Estados Unidos, por un lado, pero también respetando y cuidando la dignidad humana de esas personas.
Esta es mi opinión, usted tiene La Última Palabra.