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“Escasez”
Por: Ing. Jesús Herrera Rábago
El artículo 41 de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público, señala los casos en los que las compras se pueden realizar de manera directa sin tener que pasar por el proceso de licitación.
La fracción II explícitamente señala que: “Cuando peligre o se altere el orden social, la economía, los servicios públicos, la salubridad, la seguridad o el ambiente de alguna zona o región del país como consecuencia de caso fortuito o de fuerza mayor”.
La ley guarda lógica y protege principalmente a la población, pues no es posible, ante una emergencia o peligro perder tiempo en todo un proceso largo de adquisición. Así por ejemplo en caso de un terremoto, inundación o epidemia estas excepciones permiten salvar vidas.
Desgraciada y tristemente esta cuestión loable de la ley, se revierte cuando se aprovecha para la corrupción. En muchas ocasiones se abusa ante las emergencias adjudicando directamente a amigos o “compadres”. Si lo anterior es lamentable, más detestable resulta cuando se fabrica o se permite llegar a una emergencia de forma dolosa.
Esto último es lo que ha sucedido con el caso de los medicamentos del Sector Salud Federal. La programación de la compras se realiza con un año de anticipación, obvio que si dolosamente planean comprar menos cantidad de medicamentos que las que se necesitan, a lo largo del año habrá faltante y, como es algo urgente, se hacían las compras argumentando que está en peligro la salud de la población.
Cuando pasaba esto las delegaciones estatales del IMSS, por ejemplo, podían comprar directamente subiendo el precio no al doble o al triple, sino a cantidades exorbitantes, se han encontrado medicamentos que ordinariamente cuestan 40 pesos, a comprarlos en 2,000.
La administración de Peña Nieto realizó en noviembre pasado todas las compras de medicamentos, poco antes de irse, obvio que lo hizo de la misma manera con una dolosa planeación para obligar al gobierno entrante a comprar de urgencia.
Actualmente ante la falta de medicamentos o materiales de curación, las cadenas farmacéuticas o los laboratorios quieren poner los precios a su antojo, como es el caso de algunos estados donde nadie les quiere vender pues no les parece lo que les quieren pagar.
En palabras llanas, quieren poner sobre la pared al Gobierno y obligarlos a comprarles de acuerdo a sus condiciones. Una salida sería buscar en el mercado extranjero para conseguir precio y surtir de forma rápida, lo cual tampoco es tan fácil.
Aparte, también había una estrategia administrativa para tranzar, lo que se hacía en la COFEPRIS era prohibir los permisos de los nuevos medicamentos para seguir haciendo sus grandes negocios; las farmacéuticas, hasta eso controlaban, no importándoles que los nuevos medicamentos son en muchos casos mejores que los que ellos surtían.
Así las cosas, combatir la corrupción no es tan sencillo pues quienes se ven beneficiados no tan fácil querrán perder sus ganancias, y los ciudadanos exigen y se desesperan, lo cual resulta entendible si estás o tienen un familiar enfermo y te faltan los medicamentos. Por el bien de todos esperemos pronto se resuelva esta situación.
Esta es mi opinión, usted tiene La Última Palabra.