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En modo “venta”

Por: Ing. Jesús Herrera Rábago

Existen muchos “chistes” sobre los diputados, como aquel que narra la situación de “Pepito” en la escuela, el cual ante la pregunta de la maestra sobre dónde trabajaban sus papás, él simplemente dijo: “mi papá es nini”. La maestra impactada lo llama a solas y trata de preguntarle a que se refiere, sin embargo, inmediatamente le dice: “no se crea, no es verdad, lo que pasa es que mi papá es diputado, pero me da vergüenza decirlo”.
Sé que los chistes exageran y que no es posible generalizar, pues existen diputados honorables que han dignificado la labor legislativa en su paso por los Congresos locales o federales. Sin embargo, el sentir de la mayoría de la ciudadanía es de desaprobación principalmente por la forma tan fácil que se “venden” para obtener beneficios personales.
Una de las peores prácticas que hemos visto desde algunos años es el “saltar” de una bancada a otra convirtiéndose en mercancía disponible a quien pague mejor favores o les ofrezca algún tipo de ganancia económica o política.
Si bien es cierto que esta práctica ya se había dado en otras legislaturas, la actual como solemos decir en términos regios: “se la bañaron”. Al iniciar el segundo periodo ordinario del Congreso de nuestro Estado, la “rebatinga” de curules estuvo mejor que la que se da en las ferias con los vendedores de colchas y plásticos.
Al grito de quién da más, parecía subasta pública en el caso de algunos diputados, o los tableros se movieron en esos días como si fuera el “Draft” en la contratación de algunos deportes.
Es el colmo que exista diputados como Melchor Heredia, Delfina de los Santos, que llevan tres bancandas en apenas un año de la legislatura. Peor aún la jugada maestra que se sacaron de la manga con el préstamo que el PT le hizo al PRI de dos diputados, Esperanza Rodríguez y Zeferino Juárez, que sin renunciar a su partido, pidieron ser aceptados en la bancada del PRI, claro que bajo la venía del mejor negociante que es su dirigente Alberto Anaya.
Como no bastaron los préstamos, para no dejarse ganar por Morena, los tricolores lograron que el diputado de Encuentro Social, Juan Carlos Leal, pidiera licencia para que su suplente pida ser aceptado en el PRI, y con ello sigan siendo la primera minoría. No me quiero imaginar cuánto fue el costo de este “favorcito”.
Lo más lamentable es que aunque no sea correcto, legalmente es posible, porque ellos mismos han creado los lineamientos que lo permiten. Lo peor es que resulta una burla para la ciudadanía pues el “voto” al final no termina siendo respetado, pues aunque muchos de ellos son votados por su persona, es innegable que va unido a un partido por el que el ciudadano votó.
Así las cosas, como ya lo sabíamos de hace mucho, los diputados no representan al pueblo, sin embargo, ahora no sólo responden a sus partidos, sino que esta la modalidad de “venta” a quien tenga la mejor oferta política o quizá económica. Por respeto no lo voy a decir, pero “venderse al mejor postor” puede ser denominado de muchas formas, elija usted, amable lector, la que más le guste.
Esta es mi opinión, usted tiene La Última Palabra.

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