Desde la barrera

Por: Ing. Jesús Herrera Rábago

Un dilema se define como: “Una situación en la que es necesario elegir entre dos opciones igualmente buenas o malas”, obvio que hay dilemas que son intrascendentes, como elegir si me tomo una Coca-Cola o una limonada. Al fin de cuentas si eligieras, por ejemplo, la limonada y estuviera muy agria, pues no pasa de cambiar de decisión y pedir una Coca. Sin embargo, hay dilemas en la vida de las personas y de las instituciones que no son tan sencillos, las circunstancias muchas veces hacen que sea extremadamente complicado tomar una decisión. Peor resulta cuando esa decisión no puede esperar y tiene que ser tomada de forma inmediata. Mucho se ha hablado de lo sucedido en Culiacán la semana pasada, donde tras la captura del hijo del “Chapo” Guzmán, se desató una ola de violencia en la ciudad por parte de los narcotraficantes para rescatarlo. El final de la historia ya la sabemos, decidieron soltar a Ovidio Guzmán López. Opiniones de todo tipo se han vertido sobre este suceso, quienes no comulgan con el Presidente han visto en lo ocurrido la oportunidad de, como decimos, irse a la yugular. Otros, fieles a la confianza que tienen en él, lo han defendido con la misma fuerza. Analizar un caso como estos no es sencillo, pues se corre el riesgo en caer en la simplicidad de afirmar que el “deber ser” era no entregar al narcotraficante una vez que lo has capturado, aún y todo lo que pudiera desatarse de violencia al tratar de rescatarlo. Sin embargo, este criterio legalista olvida un principio fundamental, el cual dicta que nada puede estar sobre la vida de las personas, más cuando son inocentes. Sé que alguien puede objetar y decir: “Eso hubieran pensado antes de ir por él”. El tema es que el Presidente no podía quedarse lamentando o buscando culpables, él tenía que tomar una decisión en un lapso de tiempo breve. Ya no había más que de dos sopas: o le entraba con todo a combatir a los narcos, arriesgando la vida de muchos civiles; o decidía soltar al “chapito” y parar la escalada de violencia. Aquí queda muy bien aquella frase célebre de Enrique Peña Nieto: “Yo les pregunto, ¿qué hubieran hecho ustedes?”. Sé que muchos opinan que se fueran con todo a pesar de los daños colaterales como la pérdida de vidas humanas inocentes, para fortuna de quienes así piensan, los muertos no los pondrían ellos sino las familias que viven en esta ciudad. Así las cosas, como se suele decir: “Ver los toros desde la barrera” cualquiera, pero torearlos en el ruedo solo pocos. Sinceramente, a mi parecer, cualquier decisión iba ser cuestionada, pero creo se tomó la más prudente. Esta es mi opinión, usted tiene… La Última Palabra.